El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que dedicará los próximos fines de semana a la supervisión de dos importantes proyectos
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que dedicará los próximos fines de semana a la supervisión de dos importantes proyectos ferroviarios en el país.
Durante su conferencia de prensa matutina de este martes, el mandatario indicó que el 23 y 24 de septiembre, estará revisando personalmente los avances del emblemático Tren Maya.
Posteriormente, el 30 de septiembre y 1 de agosto, enfocará su atención en el tren que conectará Lechería con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), así como en los progresos en el Lago de Texcoco y los programas del Bienestar en el Estado de México.
Además, AMLO resaltó un próximo recorrido en su agenda: “El 7 y 8 de octubre, realizaré un viaje de supervisión en el Tren Maya desde Cancún, Quintana Roo, hasta Escárcega, Campeche”, señaló el presidente.
El pasado 1 de septiembre, López Obrador, realizó su primer recorrido a bordo del Tren Maya, un faraónico proyecto turístico que ha sido objeto de demandas de pobladores, activistas y organizaciones ambientales.
El mandatario realizó este recorrido -al que se restringió el acceso a la prensa- para supervisar las obras y estaciones del tren. Se espera que el tren sea inaugurado de forma oficial en diciembre de este año.
“Hoy por hoy esta obra de 1.554 km es la más importante que se está construyendo en el mundo”, dijo el presidente momentos antes de subirse al tren.
“Su importancia no solo tiene que ver con la ingeniería civil, ferroviaria, también con su dimensión económica, ecológica, turística y cultural”, dijo durante la presentación de su quinto año de gobierno en Campeche.
En su versión final, el tren recorrerá 1.554 km por cinco estados de la península de Yucatán, en el sur de México.
Es una de las obras emblema del gobierno de López Obrador junto con una refinería en el estado de Tabasco (sureste) y un nuevo aeropuerto para Ciudad de México.
Activistas y organizaciones ambientales han denunciado que la obra daña el rico ecosistema peninsular, que abarca extensiones de selva, bosques, cenotes (pozos de agua dulce) y ríos subterráneos, además de contar con fauna diversa.
El mandatario tacha a los inconformes de “pseudoambientalistas” y asegura que el proyecto intenta saldar una deuda con una de las regiones más empobrecidas de México.
En casi cuatro años de construcción, los trabajos ya han sido suspendidos y reanudados por orden judicial, mientras que el mandatario emitió un decreto que declara sus obras de infraestructura como asunto de “seguridad nacional” para evitar una parálisis.
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